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PROLOGO
De vez en cuando, los editores se encuentran con una historia que está tan bien lograda, que supone un placer incomensurable presentarla al público. «Miedo» es una de estas obras; y no solamente eso, porque además de tener un gran atractivo para el lector, despierta admiración entre los autores más destacados. Desde Ray Bradbury, hasta Isaac Asimov, reconocen su bien ganado prestigio de clásico universal.
Escrita hace más de cincuenta años, esta narración no sólo ha perdurado a través del tiempo, sino que, además, historiadores de la literatura, tales como David Hartwell, le atribuyen el origen y la remodelación de «los fundamentos del género de terror contemporáneo».
También las leyendas suelen surgir en torno a las grandes obras. Robert Heinlein, íntimo amigo de L. Ronald Hubbard, solía contar la historia de cómo éste escribió «Miedo» durante un viaje en tren desde Nueva York a Seattle.
Pero es el impacto causado en el lector lo que supone la prueba más concluyente para cualquier obra, y «Miedo» lo causa.
Stephen King, maestro indiscutible del género de terror en la actualidad, lo expresa claramente cuando analiza lo que «Miedo» ha supuesto:
«Miedo», de L. Ronald Hubbard, es una de las pocas obras, dentro del género de terror, que realmente merece el tan manido calificativo de «clásico», así como la descripción: «Es una narración clásica de sobrecogimiento, amenaza surrealista y horror». Si usted no es reacio a un caso de sudores fríos —uno bastante severo— y nunca ha leído «Miedo», le apremio con urgencia a que lo haga. Ni siquiera espere a una noche oscura y tormentosa.
Esta obra es una de las buenas de verdad.
Y no es el único en opinar de esta forma. Ya sea que se lea ahora, o dentro de cincuenta años, el impacto sobrecogedor seguirá siendo el mismo.
¿A qué se debe esto?
L. Ronald Hubbard logró algo que ningún otro autor había conseguido realizar con éxito. Sin el concurso de invenciones sobrenaturales: hombres-lobo, vampiros; sin recurrir a ambientes extremos: la casa encantada sobre la colina, el laboratorio en el sótano, el planeta desconocido; y sin la intervención de protagonistas super-psicóticos: Freddy Kruger, Norman Bates; presenta a un hombre corriente, en circunstancias muy normales, y le hace descender a un infierno completamente verosímil pero, sin embargo, extraordinario.
¿Por qué «Miedo» es tan impactante? Porque, en realidad, podría ocurrir. Y eso es aterrador.
El partir de esa simple premisa ya le ha hecho merecedor de más elogios que un millar de libros sobre lobos que aullan a una pálida luna, en una «noche oscura y tormentosa».
De manera que, si no teme lo cotidiano, este relato es para usted.
Pero no diga que no se lo advertimos...
L. Ronald Hubbard logró algo que ningún otro autor había conseguido realizar con éxito. Sin el concurso de invenciones sobrenaturales: hombres-lobo, vampiros; sin recurrir a ambientes extremos: la casa encantada sobre la colina, el laboratorio en el sótano, el planeta desconocido; y sin la intervención de protagonistas super-psicóticos: Freddy Kruger, Norman Bates; presenta a un hombre corriente, en circunstancias muy normales, y le hace descender a un infierno completamente verosímil pero, sin embargo, extraordinario.
¿Por qué «Miedo» es tan impactante? Porque, en realidad, podría ocurrir. Y eso es aterrador.
El partir de esa simple premisa ya le ha hecho merecedor de más elogios que un millar de libros sobre lobos que aullan a una pálida luna, en una «noche oscura y tormentosa».
De manera que, si no teme lo cotidiano, este relato es para usted.
Pero no diga que no se lo advertimos...
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